Los 15 Misterios del
Rosario y la Letanía |
El Santo Rosario, a través de los quince misterios de que se compone, hace un
seguimiento cronológico de los momentos más importantes de la vida de Jesús acompañados de la Virgen María. Por lo que tiene un carácter evangélico, ya que se inspira en el Evangelio, y con la sucesión de las
Avemarías proclama uno de los misterios fundamentales del Evangelio, la encarnación del Verbo en el momento del anuncio hecho a María por el ángel. El Rosario, a través de la contemplación, evoca los mismos misterios
de la liturgia en la mente de quien ora y estimula su voluntad al sacar de ellos normas de vida. Los
15 misterios del Rosario se agrupan en tres bloques de 5 misterios cada
uno, que son los que se rezan según el día de la semana.
MISTERIOS GOZOSOS. (Lunes y Jueves) 1. La
encarnación del Hijo de Dios.- El "sí" de María. Aquella jovencita de Nazaret no podía imaginarse que Dios la había elegido como Madre del Salvador. Por eso
se sorprende del anuncio del ángel, que viene a decirle cuál
es su vocación, lo que Dios espera de ella. Y María dice sí, un sí que va a cambiar la historia, porque en ese momento el Hijo de Dios se encarna en sus entrañas purísimas y empieza la redención. 2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.- María siempre dispuesta a servir. Cuando María se entera de que su prima Isabel la necesita, porque
es ya mayor y está esperando un hijo, no lo duda un momento, se pone en camino para prestarle su ayuda. No repara en que está lejos, en que tiene que cruzar los montes, porque las dificultades quedan allanadas por el amor. Y acude donde sabe
que la necesitan. 3. El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén.- María da a luz al Salvador. Los hombres le cierran las puertas al
Hijo de Dios, que va a nacer en un portal, en pobreza extrema. María no se queja, sabe que lleva en sus entrañas la salvación del mundo, y acepta con gozo, humildemente, la voluntad de Dios. Y en una noche fría se deja calentar por el
cariño de José y el calor de unos animales. 4. La Purificación de Nuestra Señora.- Toda pura es María.
María es Inmaculada, no hay en ella mancha alguna de pecado, porque Dios ha querido llenarla de todas las gracias. Ella que es Virgen y Madre, se acerca al templo para su purificación: no le importa someterse a las leyes de los hombres que no
tenían vigencia para ella. Y en su humildad quiere mostrarnos el valor de la pureza. 5. El Niño
Jesús perdido y hallado en el Templo.- María acepta los planes de Dios. ¡Qué desasosiego el de María y José que no encuentran al niño Dios!. Ellos, como nosotros en algunas ocasiones, pierden de vista a Dios; ellos sin culpa
por su parte, y sin embargo nosotros lo perdemos porque nos buscamos a nosotros mismos y vamos a lo nuestro.
MISTERIOS
DOLOROSOS (Martes Viernes) 1. La oración de Jesús en el Huerto.- La oración del Señor. Jesús quiere preparar el momento de su entrega total para salvar al hombre, y lo hace rezando, elevando su mente y su corazón al
Padre. Es un diálogo lleno de abandono, y de confianza, sabiendo poner todo en sus manos. 2. La flagelación del Señor.- La entrega exige sacrificio. Jesús es azotado sin compasión, y no se queja. Nosotros también nos encontraremos, de una forma u otra, con dificultades y contradicciones, que nos
golpearán por fuera o por dentro. ¿Qué actitud podemos tomar? ¿La rebeldía? ¿El reproche a Dios?
. 3. La coronación de espinas.- Un reinado de amor. Aquellos hombres, que no se dan cuenta de que tienen delante al Hijo de Dios, siguen su burla, y lo coronan de espinas. Sin embargo allí, delante de
ellos, humilde, respetando hasta ese extremo su libertad, el Rey de cielos y tierra les deja hacer. ¿Dónde está el verdadero reinado? ¿En el triunfo humano, en las alabanzas?
. 4. Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario.- La cruz que Tú me mandes. Jesús carga con la cruz, una cruz que no es suya, porque es la cruz de
nuestros silencios, de nuestros desprecios, de nuestros pecados. Y la lleva para que la nuestra sea menos pesada. Nos encontramos con la cruz y la rechazamos, a veces con arrogancia, sin darnos cuenta de que Jesús la ha santificado, y quiere que sea
nuestra santificación. 5. La crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.- Gratitud ante la redención. En el monte
Calvario crucifican a Jesús, como un malhechor, como un bandido. Es el precio de nuestra redención. Abre sus brazos y quiere estrechar con ellos a todos los hombres, para decirles hasta dónde llega el amor de Dios.
MISTERIOS GLORIOSOS (Miércoles, Sábados y Domingos) 1. La gloriosa resurrección del
Hijo de Dios.- El triunfo de Jesús. Es el primer día de la semana y las mujeres quieren hacer el último servicio al Señor: ungir su cuerpo. Y se encuentran con algo más de lo que podían esperar: el sepulcro vacío.
Cristo ha vencido a la muerte y queda así culminada la redención. 2. La
ascensión del Señor a los cielos.- La llamada al apostolado. Jesús ha estado con sus discípulos cuarenta días para darles la alegría de su compañía, y las últimas instrucciones. Pero llega el momento de la
despedida, es el momento de actuar, de llevar el mensaje de Cristo por todos los rincones del mundo. 3. La venida del Espíritu Santo sobre el Colegio apostólico y María Santísima.- El comienzo del caminar histórico de la Iglesia. Los apóstoles se quedan en Jerusalén esperando la venida del Espíritu
Santo, y María, en medio de ellos, les enseña a perseverar en la oración. La Iglesia había sido fundada por Cristo, para hacer presente a Dios en medio de los hombres a lo largo de toda la historia. 4. La asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a los
cielos.- La esperanza del cielo. Tú, María has sido creada por Dios como la más excelsa de las criaturas, y ahora el Señor no ha querido que tú, su Madre Santísima, conocieras la corrupción del sepulcro, por eso te abre
las puertas del cielo. Eres así nuestra esperanza más firme, porque nos muestras un anticipo de lo que será nuestra resurrección gloriosa. 5. La Coronación de María Santísima como Reina y Señora de todo lo creado.- La intercesión de María. Padre, Hijo y Espíritu Santo han salido a tu encuentro para coronarte, porque eres Reina de
cielos y tierra. Ante ti, María los ángeles y los santos te colman de su alabanza, porque eres Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad. Por eso, porque eres la
omnipotencia suplicante, acudimos a ti María, sabiendo que no vas a desechar nuestras súplicas, Virgen gloriosa y bendita.
Al
final de los 5 misterios de cada día, se suele rezar la Letanía a la
Santísima Virgen. La Letanía puede considerarse como una síntesis del pensamiento del pueblo de Dios, al cual le gusta repetir las alabanzas de aquella a
la que es poderosa mediadora ante su Hijo. Así, las Letanías y su evolución en el tiempo responden a las necesidades espirituales de cada época, desde finales del siglo XVI.
Es una especie de "piropos" que le dedicamos a la Virgen, fruto de nuestra alma enamorada y
agradecida, para recordarle a ella y recordarnos también a nosotros algunos de los dones que Dios le ha dado, y cómo ejerce su maternidad sobre todas las criaturas.
La Letanía, empieza pidiendo piedad y misericordia al Señor, luego se recitan las virtudes y dones de la Virgen María, pidiéndole que interceda por nosotros ante Dios ("ruega por nosotros"), y
termina pidiendo atención y perdón al Cordero de Dios, Jesucristo su
Hijo.
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